Hola a todos!!! Me he enterado por casualidad de que hoy es el #Díainternacionaldelbeso , y he pensado compartir alguno de los besos que he descrito en mis novelas. Pero, en lugar de poneros alguno de los que ya conocéis, he decidido compartir el primer beso que se dan los protagonistas de la nueva novela que tengo entre manos. Así puedo comprobar qué opinión os merece y si voy por buen camino... Espero que os guste. Antes de que Kendrew pudiera detenerla, la joven avanzó hasta la orilla y se metió en el lago hasta las rodillas, empapándose la falda del vestido. Se inclinó hacia delante para recoger agua con las manos y mojarse la cara, pero la postura inclinada la mareó y desestabilizó. Cayó de lado sin ningún control sobre su cuerpo, por lo que acabó sumergida por completo a pesar de que no había mucha profundidad en esa zona. Al instante, las fuertes manos del guerrero la aferraron por la cintura y la sacaron del agua para que ella pudiera volver a respirar. —¡Qué
Hola a todos!!!
Me he enterado por casualidad de que hoy es el #Díainternacionaldelbeso, y he pensado compartir alguno de los besos que he descrito en mis novelas. Pero, en lugar de poneros alguno de los que ya conocéis, he decidido compartir el primer beso que se dan los protagonistas de la nueva novela que tengo entre manos. Así puedo comprobar qué opinión os merece y si voy por buen camino...
Espero que os guste.
Antes de que Kendrew pudiera detenerla, la joven avanzó hasta la orilla y se metió en el lago hasta las rodillas, empapándose la falda del vestido. Se inclinó hacia delante para recoger agua con las manos y mojarse la cara, pero la postura inclinada la mareó y desestabilizó. Cayó de lado sin ningún control sobre su cuerpo, por lo que acabó sumergida por completo a pesar de que no había mucha profundidad en esa zona.
Al instante, las fuertes manos del guerrero la aferraron por la cintura y la sacaron del agua para que ella pudiera volver a respirar.
—¡Qué fría! —fue lo único que exclamó al salir, con los ojos desorbitados por la sorpresa.
A pesar de sí mismo, Kendrew se contagió de la despreocupación y la diversión del momento. La situación era demasiado extraña, y Heather le resultó simplemente encantadora allí de pie, empapada de pies a cabeza, con los ojos chispeantes y los labios curvados en una sonrisa traviesa.
—Bueno, ha sido otra manera de refrescarse, sin duda —bromeó él—. ¿Te encuentras bien?
—Me encuentro… mojada —aseguró ella, tratando de peinarse el cabello empapado con las manos.
Kendrew soltó una suave carcajada al ser testigo de su apuro. Los ojos de Heather volaron hasta su boca al escuchar aquel sonido.
—Me gusta tu risa —reconoció en un susurro—. Casi nunca te ríes.
Estiró una mano con intención de tocar sus labios, fascinada al parecer por su forma y textura. El gesto fue tan espontáneo, que Kendrew no reaccionó. Permaneció muy quieto mientras los dedos femeninos lo acariciaban de forma casi reverente.
Todo su ser reaccionó al contacto y su cuerpo cobró vida, para su tormento. Parpadeó, volviendo en sí, y sujetó la mano de la joven para apartarla de su boca.
—No hagas eso —le rogó.
—Es que… me preguntaba cómo sería poder besar estos labios —se sinceró. Liberó su mano para volver a tocarlo, esta vez con curiosidad y mucha menos elegancia. Era evidente que, si no hubiera estado bajo el influjo de la bebida, jamás habría actuado de aquel modo.
—Esto no está bien, Heather.
Ella lo miró muy seria.
—Nunca me han besado —musitó, pegándose a su cuerpo—. Tonta de mí, de niña soñaba que al menos el día de mi boda obtendría al fin ese deseado primer beso. Pero me desposé con una espada… ¡con una espada! Las espadas no besan, ¿lo sabías?. Y ahora que ya tengo a mi marido cada noche, jamás se ha dignado a darme un solo beso en los labios.
Kendrew apretó los dientes ante aquel reclamo que endureció su virilidad hasta el punto de resultar doloroso. Solo el cielo despejado de aquella tarde de agosto fue testigo del tremendo ejercicio de contención que realizó para no dejarse llevar.
—No te besaré —consiguió decir, en un jadeo agónico.
—Pero puedo besarte yo a ti.

Sus labios estaban fríos y se estrujaban contra los suyos, obstinados y rebeldes. No era, lo que podía decirse, un contacto placentero.
Sin embargo, fue lo suficientemente atrevido como para volverlo loco. Kendrew casi pudo ver, en su mente, cómo los muros de protección que había levantado contra ella se derrumbaban uno a uno, hasta que solo quedó ese cuerpo pequeño y tentador pegado al suyo, empapado, tembloroso, ávido de atenciones. La deseaba con tanta fuerza que no pudo más que gemir, derrotado.
—Maldita sea, Heather —murmuró, separándose lo justo de su boca para proferir el exabrupto.
Después, fue él quién se apoderó de la boca femenina con avidez. Las tornas cambiaron y el guerrero tomó la iniciativa. Devoró sus labios con el ansia de un hambriento, mostrándole cómo era un beso de verdad, cómo podía encontrar el placer a través del sugerente baile entre sus lenguas, cómo disfrutar del intercambio de su mutuo aliento. Mientras la besaba, sostenía el delicado rostro entre sus dedos y ella, inocente e inexperta, se abrazó a su cintura. Kendrew gruñó al sentir sus pequeñas manos sujetándole como si no hubiera nada más en el mundo. Se separó, jadeante, y se observó en los ojos castaños nublados de deseo.
—Al parecer, no eres la única que irá al infierno después de esto.
¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DEL BESO!
*Este fragmento puede sufrir modificaciones, es parte del borrador de la futura novela y aún queda mucha revisión y correcciones por delante.
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